La histórica misión Rosetta de la ESA ha finalizado según lo previsto, con el impacto controlado sobre el cometa que lleva estudiando más de dos años.
La confirmación del final de la misión llegó al centro de control de la ESA en Darmstadt, Alemania, a las 11:19 GMT (13:19 CEST) con la pérdida de la señal de Rosetta tras el impacto.
Rosetta llevó a cabo su maniobra final anoche a las 20:50 GMT (22:50 CEST), iniciando su trayecto para colisionar sobre el cometa desde una altitud de 19 km. El destino de Rosetta era un punto en el lóbulo inferior de 67P/Churyumov-Gerasimenko, cerca de una zona de fosas activas en la región de Ma’at.
El descenso brindó a Rosetta la oportunidad de estudiar el entorno de gas, polvo y plasma más cercano a la superficie del cometa, así como de capturar imágenes de muy alta resolución.
Las fosas son de especial interés, ya que desempeñan un papel importante en la actividad del cometa y ofrecen una mirada única a sus componentes internos.
La información recogida durante el descenso a esta fascinante región se transmitió a la Tierra antes del impacto, dado que la comunicación con la nave ya no es posible.
“Rosetta ha vuelto a entrar en los libros de historia —afirma Johann-Dietrich Wörner, director general de la ESA—. Hoy celebramos el éxito de una misión revolucionaria, que ha logrado superar todos nuestros sueños y expectativas, y que continúa el legado de la ESA como pionera en el estudio de los cometas”.
Álvaro Giménez, director de ciencia de la ESA, añade: “Gracias a este enorme esfuerzo internacional a lo largo de décadas, hemos logrado nuestro objetivo de llevar un laboratorio científico de primer orden a un cometa para estudiar su evolución en el tiempo, algo que ninguna otra misión de este tipo ha intentado siquiera”.
“Rosetta estaba en nuestros planes antes incluso que Giotto, la primera misión de la ESA en el espacio profundo que permitió tomar la primera imagen del núcleo de un cometa cuando pasó junto a Halley en 1986.”
“Esta misión se ha prolongado durante carreras profesionales enteras y los datos recopilados mantendrán ocupados a generaciones de científicos durante las próximas décadas”.
Marc McCaughrean, asesor científico senior de la ESA, admite: “Más allá del triunfo científico y técnico, el fantástico viaje de Rosetta y su módulo de aterrizaje, Philae, ha conquistado el imaginario mundial, atrayendo a un nuevo público ajeno a la comunidad científica. Ha sido emocionante contar con todo el mundo en esta aventura”.
Desde su lanzamiento en 2004, Rosetta se encuentra en su sexta órbita alrededor del Sol. En su viaje de casi 8.000 millones de kilómetros, la sonda ha sobrevolado tres veces la Tierra y una vez Marte, y se ha encontrado con dos asteroides.
La nave resistió 31 meses de hibernación en el espacio profundo durante el tramo más distante, antes de despertar en enero de 2014 y, finalmente, llegar al cometa en agosto de ese mismo año.
Tras convertirse en la primera nave espacial en orbitar un cometa y en la primera en enviar un módulo de aterrizaje, Philae, en noviembre de 2014, Rosetta ha seguido monitorizando la evolución del cometa durante su máximo acercamiento al Sol y más allá.
“Hemos trabajado durante 786 días en el entorno adverso del cometa, realizando varios espectaculares sobrevuelos cerca de su superficie, hemos sobrevivido a distintas emisiones inesperadas e incluso hemos superado dos momentos en que la nave pasó al ‘modo seguro’ —reconoce Sylvain Lodiot, responsable de operaciones de la sonda—. Las operaciones en esta última fase han sido un desafío aún mayor, pero seguir a su módulo hasta la superficie del cometa es el final perfecto para la increíble aventura de Rosetta”.
La decisión de finalizar la misión sobre la superficie de 67P/Churyumov-Gerasimenko se debe a que Rosetta y el cometa van a volver a abandonar la órbita de Júpiter. A una distancia del Sol muy superior a la alcanzada hasta ahora, la sonda no recibiría energía suficiente como para funcionar.
Además, los operadores de la misión se enfrentaban a un periodo inminente de meses en los que el Sol quedaría cerca de la línea de visión entre Rosetta y la Tierra, lo que habría dificultado cada vez más las comunicaciones con la sonda.
Patrick Martin, responsable de la misión, lo explica así: “Al decidir que Rosetta impactara en la superficie del cometa, incrementábamos enormemente los datos científicos recopilados en la misión mediante una última operación única”.
“Es un final agridulce, pero había que reconocer que la mecánica del Sistema Solar estaba en nuestra contra: el destino de Rosetta estaba sellado desde hacía mucho tiempo. Pero sus espectaculares logros permanecerán para la posteridad y serán utilizados por la próxima generación de jóvenes científicos e ingenieros de todo el mundo”.
Aunque hoy termina el aspecto operativo de la misión, el análisis científico continuará durante años y años.
Durante la misión ya han tenido lugar numerosos y sorprendentes descubrimientos: para empezar, la curiosa forma del cometa, que se reveló durante el acercamiento de Rosetta en julio y agosto de 2014. Los científicos ahora creen que los dos lóbulos de cometa se formaron por separado, uniéndose durante una colisión a baja velocidad en los primeros tiempos del Sistema Solar.
Su monitorización a largo plazo también ha mostrado la importancia que la forma del cometa tiene en sus estaciones, en el desplazamiento del polvo por su superficie y a la hora de explicar las variaciones medidas en la densidad y en la composición de la coma, la ‘atmósfera’ del cometa.
Algunos de los resultados más importantes e inesperados tienen que ver con los gases expulsados del núcleo del cometa, incluyendo el descubrimiento de oxígeno y nitrógeno moleculares, así como de agua con un sabor ‘distinto’ a la de nuestros océanos.
Sumados, estos resultados indican que el cometa nació en una región muy fría de la nebulosa protoplanetaria cuando el Sistema Solar aún se estaba formando, hace más de 4.500 millones de años.
Aunque parece que el impacto de cometas como 67P/Churyumov-Gerasimenko no habría producido tanta agua de la Tierra como se creía, otra cuestión candente era si podrían haber suministrado ingredientes considerados clave para el origen de la vida.
Y Rosetta aquí tampoco defraudó, al detectar glicina, un aminoácido que suele encontrarse en las proteínas, y fósforo, un elemento fundamental del ADN y las membranas celulares. Numerosos compuestos orgánicos también fueron detectados tanto por Rosetta en órbita como por Philae sobre la superficie.
En suma, los resultados obtenidos por Rosetta hasta el momento apuntan que los cometas son vestigios de las primeras fases de formación del Sistema Solar, y no fragmentos de colisiones entre cuerpos de mayor tamaño en fases más tardías. Así, ofrecen información sin precedentes de cómo eran los componentes que luego darían lugar a los planetas hace 4.600 millones de años.
Matt Taylor, científico del proyecto prevé que: “Igual que la Piedra Rosetta, de la que toma el nombre esta misión, fue clave para comprender las lenguas antiguas y la historia, el vasto tesoro que constituyen los datos proporcionados por la sonda Rosetta va a cambiar nuestra idea de cómo se formaron los cometas y el propio Sistema Solar”.
“Como es inevitable, ahora tenemos nuevos misterios que resolver. El cometa aún no ha desvelado todos sus secretos y estoy seguro de que nos esperan numerosas sorpresas en este increíble archivo. Así que mejor no despistarse, porque esto es solo el principio”.
nota para los editores
Rosetta ha sido una misión de la ESA con contribuciones por parte de sus Estados miembros y la NASA. El módulo de aterrizaje de Rosetta, Philae, fue desarrollado por un consorcio liderado por el Centro Aeroespacial Alemán (DLR), el Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar (MPS), el Centro Nacional de Estudios Espaciales francés (CNES) y la Agencia Espacial Italiana (ASI). Rosetta ha sido la primera misión de la historia en llegar a un cometa y acompañarlo durante su órbita alrededor del Sol. También ha sido la primera en enviar un módulo de aterrizaje a la superficie de un cometa y, más tarde, finalizar su misión con un impacto controlado sobre él.
Los cometas son ‘cápsulas del tiempo’ que contienen materia primitiva de la época en que se formaron el Sol y sus planetas. Al estudiar el gas, el polvo y la estructura del núcleo y la materia orgánica asociada mediante observaciones remotas e in situ, la misión Rosetta resulta crucial para desentrañar la historia y la evolución de nuestro Sistema Solar.
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