Puede que no te hayas dado cuenta de la fortuna que tienes de poder ver la Luna casi cada noche. Entre los satélites planetarios, puede que el nuestro sea el más bello de todo el sistema (lo siento, Phobos, Deimos y todos los demás). O a lo mejor, esta impresión solo se debe a la combinación de nuestra atmósfera y su pálida presencia. En cualquier caso, ¿que pasaría si la Luna no estuviera ahí? ¿Si no nos hubiera acompañado desde hace más de cuatro mil millones de años? ¿Y si la destruyéramos ahora mismo? Sentémonos una tranquila noche mirando al cielo e imaginemos.

Si la Luna no existiera...

Hagamos un pequeño repaso. Aunque no tenemos del todo claro cómo se formó nuestra luna, casi todas las evidencias científicas nos hacen sospechar que la Luna apareció como consecuencia de un enorme impacto con un protoplaneta al que nos gusta llamar Theia. Aunque existen otras posibilidades, esta parece la más coherente por el momento y ocurrió hace unos 4.500 millones de años. Esto moldeo el sistema de planeta y satélite en el que vivimos. ¿Qué consecuencias tuvo? O mejor dicho, si no hubiera ocurrido ¿cómo sería nuestro planeta ahora?

La vida no sería como la conocemos

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AustralianCamera | Shutterstock
Existe cierta posibilidad de que si no hubiera ocurrido dicho impacto, la vida no se hubiera desarrollado en la Tierra. Aunque claro, supongamos que el choque ocurrió pero no se desprendió un gran pedazo de roca (que formaría la Luna). El agua, los componentes químicos y la disposición de la prototierra habrían dado suficiente para generar vida. Eso sí, con casi toda probabilidad no sería como la conocemos. ¿Tendría algo que ver? Probablemente sí. Al fin y al cabo las bases bioquímicas son las mismas. De ahí se desprende que compartiríamos una serie de cuestiones fisiológicas y celulares muy parecidas. Pero la diferencia esencial estaría en los niveles superiores: ¿qué animales habrían surgido en esa Tierra alternativa y sin Luna? Las adaptaciones hubieran sido muy diferentes. Y no lo decimos a la ligera. Porque al no tener Luna, la Tierra sería un lugar muy distinto al que conocemos.

El mundo sería mucho más oscuro

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Andrew C. (Wikimedia)
Una de las consecuencias más inmediatas de no tener luna es la oscuridad. Por supuesto, hablamos de la oscuridad nocturna. Si alguna vez te encuentras paseando a oscuras y te percatas de que puedes manejarte bastante bien a pesar de la negrura, la responsable de eso es la Luna. Nuestro satélite es capaz de iluminar tenuemente las noches, lo que ha provocado todo tipo de adaptaciones a lo largo de los millones de años de evolución. El objeto natural más brillante después de la Luna es Venus. Pero, ¿iluminarían las estrellas nuestra superficie? Desde luego, no lo suficiente como para poder ver con nuestros ojos actuales.

Los días serían mucho más cortos

Fotografía: Jaromir Chalabala - Shutterstock
¿Te falta tiempo a lo largo del día? Pues da gracias a que tenemos a la Luna. Sin esta, los días serían de tan solo unas seis o doce horas. Eso supone que el año tendría, además, casi mil días (día arriba, día abajo). Esto se debe a la fuerza gravitatoria que ejerce nuestro satélite sobre la Tierra, ralentizando su rotación.

Los mares serían más tranquilos. O no.

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La fuerza gravitatoria que ejerce la Luna, junto a la del sol, es la causante de las altas mareas que percibimos en nuestro pequeño planeta. Sin luna, estas mareas serían hasta un tercio menores, por lo que habría menos movimiento de aguas con todas consecuencias para la superficie. Esto podría traducirse en mares más tranquilos y previsibles (aunque las mareas son, precisamente, muy previsibles), evitando fenómenos como las marejadas ciclónicas que inundan algunas costas. Por otro lado, no afectarían al oleaje, causado principalmente por el viento y los cambios de presión atmosférica.

El clima sería muy distinto

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Roberto García (Wikimedia)
Todo lo anterior, por supuesto, afectaría profundamente al clima de la Tierra. Pero aún hay más. Si no existiese la Luna, el eje de rotación de la Tierra variaría mucho a lo largo del tiempo. Eso influye prácticamente en todo lo que existe en su superficie. El planeta se calentaría de manera distinta, las corrientes que controlan el motor climático variarían con el tiempo. O puede que el eje se quedara estable en un ángulo que dejara la Tierra sin estaciones, en un clima perenne. Porque recordemos que las cuatro estaciones que vivimos se las debemos en última instancia al ángulo con el que recibimos los rayos solares. Sin esta posición tan particular, todo sería muy, muy distinto.

El peligro de meteoritos sería mucho mayor

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Johan Swanepoel | Shutterstock
Llevamos ya tiempo trabajando en sistemas de control por si a algún meteorito se le ocurriera acercarse demasiado. Por suerte, esto ocurre cada mucho tiempo. Y, además, tenemos nuestro propio sistema de defensa. Una de las principales razones por las que la Luna está llena de cráteres es porque es la primera línea defensiva contra rocas procedentes del espacio. Gracias a nuestro satélite hemos evitado la caída de muchos elementos extraterrestres. Si la Luna no estuviera, nuestro planeta estaría mucho más surcado de cráteres.

¿Y si la volamos por los aires?

Imaginemos que nos hemos cansado de la mirada burlona de la Luna. Así que reunimos los treinta billones de de megatones necesarios para volarla (sí, alguien se ha dedicado a calcularlo) y no sentamos a ver los fuegos artificiales. ¿Cuáles serían sus consecuencias? En primer lugar, más vale que nos agarremos. Porque la consecuencia más inmediata sería un desastre cataclísmico causado por la lluvia de meteoritos procedente de la destrucción. En el caso de no destruirla por completo, la Luna sería una enorme roca similar a nuestro satélite, cambiando algunas propiedades gravitacionales ligeramente, pero con unas consecuencias similares a las que vivimos hoy día. Ahora, si la trituramos por completo, todo lo que no cayera sobre nuestras cabezas terminaría por colocarse a disposición de la fuerza de gravedad. Los supervivientes de semejante experimento verían, con el tiempo, como los restos de la Luna se van amalgamando formando un anillo alrededor de nuestro planeta.
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El anillo puede resultar bastante estético, visto desde fuera, pero produce una caída constante de meteoritos al planeta. Algo bastante incómodo, por si no lo habías pensado. Por otro lado, el anillo es capaz de iluminar tenuemente algunas partes del planeta, aunque generaría sombras en una banda muy marcada a lo largo del eje terrestre, lo que sumiría en una especie de eclipse solar a países enteros durante horas todos los días. Además, sin el tirón gravitatorio de la Luna, al final sufriríamos de todas las consecuencias que hablábamos arriba: cambios climáticos extremos, variación de los días, descenso de las mareas... Con el tiempo el planeta dejaría de ser lo que conocemos para convertirse en una cosa completamente distinta dejándonos con una idea en la cabeza: "¿Por qué no dejamos la Luna en su sitio?".